Bethany Anne Decker nació el 29 de junio de 1989 en Cumberland, Maryland. Creció en Virginia Occidental y más tarde se trasladó a Ashburn, Virginia, para asistir a la Universidad George Mason.
En el momento del crimen, Bethany ya era madre de un hijo de tres años, fruto de su matrimonio con Emile Decker en 2009, un militar que cumplía frecuentemente misiones en Afganistán. Bethany siempre había podido contar con los abuelos paternos de su hijo como red de apoyo.
Estaba embarazada de cinco meses de su novio Ronald Roldán, ciudadano boliviano con antecedentes penales. Entre sus delitos figuraba una detención por usurpación de identidad y posteriores condenas por embriaguez pública y destrucción de bienes tras un incidente en 2006 en el que rompió la ventanilla del coche de una mujer.
Roldán mantuvo una relación extramatrimonial con la joven durante los periodos en los que su marido se encontraba en misión militar.
Ambos mantuvieron una relación muy complicada, marcada por numerosos episodios de violencia física y emocional. Varias veces al día, él le exigía que le enviara una foto suya para saber dónde y con quién estaba.
En 2011, Bethany trabajaba a tiempo parcial como camarera en Carrabba’s Italian Grill, en Centerville, y tomaba clases de Cambio Global y Medioambiental en la Universidad George Mason.
Línea del tiempo
Los investigadores han hecho pública una cronología que sitúa a Bethany en Columbia (Maryland) el 29 de enero con miembros de su familia, entre ellos su abuela y el marido de ésta, Emile Decker. La madre de la niña, Kimberly Nelson, dijo que habló por teléfono con miembros de su familia.
Dos semanas antes, Emile Decker regresó de su misión para disfrutar de un mes de permiso. Durante este periodo, él y Bethany se fueron quince días de vacaciones a Hawai. Los padres de Emile desconocían las dificultades conyugales de la pareja y ni siquiera sabían de la aventura de ella con Ronald.
La noche del 29 de enero, Bethany Decker regresó a su piso de Ashburn, donde su novio y amante, Ronald Roldán, dijo a los investigadores que la había visto.
El 2 de febrero, Emile Decker, descrito como el ex marido «separado» de Bethany en los documentos judiciales, partió para otra misión en Afganistán. Bethany Decker no fue a despedirse de él.
Durante las tres semanas siguientes, los familiares no denunciaron la desaparición de Bethany Decker, creyendo que estaba demasiado ocupada con su trabajo y sus obligaciones universitarias.
Es importante mencionar que los mensajes a sus amigos, supuestamente de ella, continuaron publicándose en su cuenta de Facebook.
El 19 de febrero, los abuelos de Bethany decidieron conducir hasta su piso mientras viajaban para ver a su bisnieto. Encontraron su coche aparcado en un ángulo inusual, con una rueda pinchada y visiblemente polvoriento. Aunque su bolso y su teléfono móvil estaban dentro del piso, Bethany había desaparecido, por lo que se pusieron en contacto con las autoridades.
Investigación
Los investigadores descubrieron que Bethany Decker no había utilizado sus cuentas bancarias ni su teléfono móvil desde el último día en que fue vista, ni se había presentado en el trabajo ni había asistido a la escuela.
Las sospechas recayeron sobre Emile y Roldán, ya que ambos podrían tener motivos para hacer daño a la joven debido al triángulo amoroso en el que estaban envueltos.
Con la ayuda del ejército, pudieron encontrar a Emile en su puesto remoto de Afganistán y hablar con él por teléfono. Más tarde regresó a Estados Unidos, donde habló largo y tendido con la policía y se sometió a la prueba del polígrafo.
Roldán informó a la policía de que no se percató de la desaparición de Bethany, ya que pensó que se había ido a vivir con sus padres mientras que él habría vuelto a casa de su madre, lo que sonaba bastante extraño, ya que ambos mantenían una relación y él sabía que ella estaba embarazada.
Cuando se le interrogó sobre el coche, también dio respuestas evasivas. Incluso después de que se emitieran las órdenes de registro e incautación, seguían faltando respuestas.
No había pruebas de que Bethany hubiera dado a luz, ni siquiera de que hubiera acudido a ningún servicio sanitario. El caso quedó en suspenso hasta 2014.
«Creemos que ya hemos entrevistado a personas en esta investigación que probablemente tengan información que nos gustaría tener y seguimos siendo reacios a transmitir esa información. Así que tenemos la esperanza de que con el paso de los días se den cuenta de que si tienen información, por insignificante que crean que es, nos la darán.»
El sheriff Steve Simpson declaró a un periódico local a finales de 2011.
Ronald Roldan agrede a su nueva novia
Ronald Roldán permaneció varios años en Virginia tras la desaparición de Bethany Decker. En 2014 comenzó otra relación con Vickey Willoughby, una mujer a la que conoció en un restaurante. Ella dijo que Roldán se volvió más tarde controlador, y que trató de escapar de la relación mudándose a Carolina del Norte, pero Roldán se enteró y la siguió hasta allí.
Al ser agredida físicamente por Roldán, Vickey sacó una pistola que había escondido en la habitación para protegerse. Pudo disparar a Roldán dos veces, aunque él siguió forcejeando y acabó haciéndose con el control del arma, disparando a Vickey tres veces, una de ellas en la cabeza.
Ambos sobrevivieron, aunque Vickey Willoughby perdió uno de sus ojos debido a la herida en la cabeza.
En mayo de 2016, después de que se suprimieran algunas de las pruebas del caso, Roldán aceptó un acuerdo con la fiscalía. Se declaró culpable de dos cargos de agresión y fue condenado a ocho años de prisión. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas tenía previsto iniciar los trámites de deportación a Bolivia, pero nunca regresó.
La confesión
El 17 de noviembre de 2022, Roldán se declaró culpable de asesinato en segundo grado en relación con la desaparición de Bethany Decker. Dijo que colocó su cuerpo en una bolsa para árboles de Navidad y la arrojó al compactador de basura de su recinto. Nunca se encontraron rastros.
El 21 de febrero de 2023, Roldán fue condenado a 40 años de prisión, el máximo permitido por asesinato en segundo grado.
Como parte de un acuerdo judicial con la fiscalía, Roldán accedió a grabar su relato del asesinato. Afirma que intentó reanimarla, pero estaba muerta. Dice que se asustó, entró en pánico y nunca llamó al 911.
Aunque Bethany ha recibido justicia, el caso sigue con muchos cabos sueltos. Emile ha declarado a los medios de comunicación que no quiere volver sobre este asunto, pero que sus abogados están siempre a su disposición para cualquier aclaración. Nunca ha hecho comentarios sobre el segundo embarazo de Bethany.
El relato de Roldán sobre la muerte de su ex novia nunca condujo a la recogida de pruebas ni testigos. Hay quien cree que Roldán sólo confesó tras la presión policial para cerrar el caso.
