Yoshihiro Hattori, o «Yoshi», como le gustaba que lo llamaran, nació en 1975 en Nagoya, Japón. Era el hijo del medio de Masasi y Mieko Hattori. Mientras su padre, Masasi, trabajaba como ingeniero, su madre, Mieko, se ocupaba de los niños.
Desde pequeño, Mieko animó a su hijo a aprender inglés, soñando con verlo estudiar en el extranjero. Yoshi creció como un chico sociable, extrovertido y lleno de sueños, además de ser miembro del equipo de rugby de la escuela.
Intercambio en los Estados Unidos
En su segundo año de secundaria, Yoshi tuvo la oportunidad de participar en un programa de intercambio que enviaba estudiantes japoneses a escuelas en los Estados Unidos. Fue aceptado por el American Field Service (AFS) y asignado a vivir en Baton Rouge, Luisiana. Yoshi vivió con una familia estadounidense compuesta por Richard, Holly y su hijo Web, que también estaba en la secundaria.
A pesar de estar inicialmente dudoso sobre dejar Japón, Yoshi pronto se emocionó con la idea de experimentar una nueva cultura y compartir la suya propia. Se despidió de su familia en 1992 y partió hacia su nueva vida en los Estados Unidos.
Baton Rouge
Yoshi se adaptó rápidamente a su nueva vida en Baton Rouge. Hizo amigos en la escuela, se inscribió en clases de danza jazz y exploraba la ciudad en bicicleta. Fue en un festival de música donde él y Web conocieron a otros estudiantes japoneses de intercambio que los invitaron a una fiesta de Halloween. Ambos estaban emocionados de celebrar esta típica fiesta estadounidense.
Dirección equivocada
El 17 de octubre de 1992, Yoshi y Web se prepararon para ir a la fiesta. Yoshi eligió un disfraz inspirado en John Travolta en la película «Fiebre de Sábado por la Noche», mientras que Web adaptó su disfraz para incluir un collarín que usaba tras un accidente reciente. Sin embargo, al llegar a la calle, se confundieron y terminaron en la casa equivocada.
El número de la casa que buscaban era 10.131, pero terminaron en el 10.311, que también estaba decorado para Halloween. Pensando que estaban en el lugar correcto, Yoshi se acercó y tocó el timbre. Al ver a una mujer en el garaje, Bonnie Peairs, le sonrió y caminó hacia ella. Asustada, Bonnie corrió adentro y gritó a su esposo, Rodney, que tomara un arma.
Disparo fatal
Rodney Peairs, confundido y creyendo que Yoshi representaba una amenaza, tomó un arma equipada con mira láser. Cuando Yoshi comenzó a caminar de regreso a la casa, aún sonriendo y cantando, Rodney gritó «¡detente!» varias veces, pero Yoshi, sin entender, siguió acercándose. Presa del pánico, Rodney disparó al pecho de Yoshi.
Web corrió a pedir ayuda a los vecinos, mientras Yoshi yacía gravemente herido. La ambulancia tardó 40 minutos en llegar, y Yoshi fue llevado al hospital, pero no resistió la herida y murió debido a la pérdida de sangre.
Consecuencias legales
Inicialmente, Rodney Peairs no fue acusado, ya que las autoridades locales consideraron que actuó en legítima defensa. Sin embargo, las protestas de los residentes y del gobernador de Luisiana llevaron a una acusación formal de homicidio involuntario. Durante el juicio, la defensa alegó que Yoshi se movía de una manera «extraña» y aterradora, y que Rodney simplemente estaba protegiendo a su familia.
Los fiscales, por otro lado, argumentaron que Yoshi era un adolescente desarmado y que Rodney, un hombre grande y armado, no tenía justificación para el uso de fuerza letal. Además, las pruebas mostraron que Yoshi se movía lentamente, con los brazos alejados del cuerpo, lo que indicaba que no representaba una amenaza.
Aun así, el jurado tardó solo tres horas en absolver a Rodney de todos los cargos.
Leyes de armas
Tras el juicio penal, los padres de Yoshi demandaron a la familia Peairs en una acción civil, solicitando una indemnización de 650 mil dólares. La familia de Yoshi ganó el caso, pero el seguro de la familia Peairs cubrió solo 100 mil dólares, que los Hattori donaron a la caridad.
A pesar del dolor por la pérdida de su hijo, los padres de Yoshi se convirtieron en activistas en la lucha por un control más estricto de armas en los Estados Unidos. En 1993, se reunieron con el entonces presidente Bill Clinton y entregaron una petición con más de 1 millón de firmas de japoneses y 120 mil firmas de estadounidenses, pidiendo reformas en las leyes de armas. Como resultado, se promulgó la «Ley Brady», que estableció un período de espera de cinco días para la compra de armas de fuego.
El trágico asesinato de Yoshi Hattori marcó la historia de los Estados Unidos y Japón, destacando los peligros del uso imprudente de armas de fuego y la falta de comprensión entre culturas. Sus padres continúan luchando por un mundo más seguro y participaron en eventos como la Marcha por Nuestras Vidas en 2018, en solidaridad con los sobrevivientes del tiroteo en Parkland.