Jennifer Sue Delgado tenía 8 años de edad. Amigos y familiares cercanos la recuerdan como una niña dulce, cariñosa e inocente. Estaba en tercer grado en la Escuela Primaria Westwood Terrace y, en la fecha de la tragedia, disfrutaba de las vacaciones de verano acompañando a su madre en tareas cotidianas.
«Fue en la noche del 6 de junio de 1988, creo que alrededor de las 19:30 horas.»
Era una noche de verano, Jennifer y su madre fueron a la lavandería que estaba al otro lado de la calle de su casa. El lugar ofrecía un servicio de «autoservicio», donde depositas monedas en la máquina de lavado y esperas unos minutos hasta que estén listas.
Dentro del lugar, había una máquina expendedora de refrescos. Un hombre entró, puso algo de dinero y, hasta ese momento, todo parecía normal. Segundos después, cuando no salió nada de la máquina, el hombre se enfureció y sacó un cuchillo apuñalando a Jennifer y a su madre.
Según la policía, la madre de la niña fue atacada primero y luego gritó a Jennifer que corriera y llamara a su padre, quien estaba en casa con sus hermanos. Cuando Jennifer se levantó para correr, el hombre la apuñaló.
A pesar de eso, Jennifer luchó por su vida, logró correr algunos metros hacia su casa, pero debido al sangrado no resistió y se desmayó.
Ambas fueron llevadas al hospital. Aunque gravemente herida, la madre de Jennifer sobrevivió a los ataques, pero la hija murió algunas horas después.
El asesino saltó a un sedán gris de dos puertas conducido por otro hombre y huyó hacia el sur en dirección a la autopista US Highway 90.
Una herida incapaz de sanar
Fue simplemente devastador para la familia de Jennifer. La madre estaba asustada y no podía proporcionar muchas características del sospechoso, por lo que decidió someterse a una sesión de hipnosis.
Durante la sesión, ella fue capaz de describir al hombre con detalles. El sospechoso tendría entre 17 y 18 años, aproximadamente 1,50 metros de altura, afeitado, con cabello largo y oscuro ondulado y un cuerpo delgado. Estaba vistiendo una camisa blanca con estampado floral al estilo hawaiano.
Con base en esta información, la policía pudo crear un retrato hablado y enumerar a 17 personas de interés. De entre ellas, se consideró a tres como posibles sospechosos, pero todos ellos presentaron coartadas sólidas y fueron descartados.
Los policías llegaron a recolectar huellas dactilares de las monedas encontradas dentro de la máquina expendedora, con la esperanza de identificar posibles sospechosos. Hasta el momento, no se ha obtenido ninguna información relevante a partir de esas huellas dactilares.
La justicia y el legado de Jennifer
Para los investigadores, incluso 35 años después del incidente, no hay ningún motivo aparente para el crimen. Es muy complicado entender qué motivación tendría alguien para apuñalar a una mujer y a una niña.
Christopher Palmer era compañero de escuela de Jennifer en ese momento, eran cercanos y aún conserva una tarjeta de San Valentín que recibió de ella como amigo.
Palmer cuenta que el caso afectó mucho a él. En ese momento, no sabía exactamente lo que significaba la muerte, pero con el paso del tiempo fue comprendiendo lo doloroso que es perder a alguien.
En 2001, Christopher reunió a sus compañeros de clase para rendir homenaje a Jennifer. Realizaron una vigilia a la luz de las velas en la fecha en que fue asesinada.
Christopher fundó la Fundación Memorial Jennifer Sue Delgado, con el objetivo principal de recaudar fondos para becas de estudio. Esta es una forma de recordar a Jennifer con cariño, y él cree que si ella estuviera viva, sin duda estaría interesada en causas sociales.
Jennifer también recibió una placa conmemorativa en la calle donde se encuentra la lavandería.
Consideraciones finales
Es difícil llenar los vacíos de este caso, al mismo tiempo que se piensa en lo cruel que es quitarle la vida a un inocente.
Creo que con el avance de las tecnologías forenses, la policía será capaz de encontrar al culpable, como ya ha sucedido en muchos otros casos.
Jennifer y su historia no pueden ser olvidadas.