La imagen era la de una familia perfecta: el esposo, la esposa y dos adorables hijas pequeñas, viviendo en una casa lujosa en uno de los barrios más exclusivos de Suiza. En las redes sociales, las fotos mostraban sonrisas, viajes y momentos felices que cualquiera envidiaría.
Pero, como en muchos casos de crímenes brutales, la realidad detrás de las puertas cerradas era mucho más oscura. El cuento de hadas terminó de manera violenta y devastadora cuando, en febrero de 2024, el mundo se enteró de lo que realmente sucedía dentro de esa casa aparentemente idílica.
Ascenso de una modelo
Kristina Joksimovic nació el 15 de abril de 1985 en Basilea, una de las principales ciudades de Suiza. Desde joven, llamaba la atención por su belleza y elegancia. En 2001, a los 16 años, su vida dio un giro cuando fue abordada en la calle e invitada a probar suerte como modelo.
Si hoy en día una propuesta así despertaría desconfianza, en ese entonces parecía una oportunidad genuina. Ella aceptó el desafío y pronto comenzó a forjar un camino de éxito en la industria de la moda.
En 2003, Kristina fue coronada Miss Noroeste de Suiza, lo que la puso en el centro de atención nacional. Cuatro años después, en 2007, participó en el prestigioso concurso de Miss Suiza, llegando a la final, pero sin ganar el título máximo. A pesar de ello, su carrera despegó, consolidándola como una de las figuras más conocidas del ámbito de la moda suiza.
Pero no solo brillaba en las pasarelas. Kristina también se destacaba por su carisma y habilidades de liderazgo. Después de retirarse de las competiciones, empezó a trabajar como mentora y coach para aspirantes a modelos, enseñando desde técnicas de postura hasta cómo construir una imagen de confianza.
Entre sus alumnas se encontraba Lorena Frei, quien más tarde se coronó como Miss Universo representando a Suiza. Esto no solo reforzó la influencia de Kristina en el mundo de la moda, sino también su pasión por ayudar a otras mujeres a encontrar su propio brillo.
Mark Ryan
Durante su carrera como modelo, Kristina conoció a Mark Ryan, un hombre tres años mayor, perteneciente a una familia rica e influyente. Su padre era un abogado de renombre y su familia tenía conexiones en varios sectores de la alta sociedad suiza.
Con un currículum que incluía trabajos en diversas empresas de tecnología y negocios, Mark aparentaba ser un profesional competente y un compañero ideal.
El romance entre Kristina y Mark avanzó rápidamente. En agosto de 2017, se casaron en una ceremonia que parecía sacada de un cuento de hadas. El evento fue lujoso, con un escenario deslumbrante e invitados de la alta sociedad.
Después de la boda, se embarcaron en una luna de miel inolvidable, viajando por lugares exóticos como Argentina y la Antártida, compartiendo fotos y declaraciones de amor que encantaban a sus seguidores en las redes sociales.
Pero la perfección que mostraban ocultaba tensiones y una realidad mucho más oscura. Las semillas de la tragedia comenzaron a plantarse poco después de la boda, pero nadie podría haber predicho el desenlace brutal que estaba por venir.
Más allá de las Pasarelas
Con el fin de su carrera como modelo, Kristina decidió diversificar sus actividades. Asumió un cargo en una gran empresa de tecnología, trabajando en el sector de reclutamiento. El nuevo empleo, sumado a sus proyectos como mentora y coach, la convertían en una profesional extremadamente ocupada. Aun así, encontraba tiempo para dedicarse a la familia.
Durante la pandemia, Kristina y Mark decidieron expandir la familia. En 2020 nació su primera hija y en 2021 llegó la segunda. La casa de la familia, ubicada en el prestigioso barrio “Gold” —conocido como “el lugar de oro” por ser uno de los más exclusivos de la ciudad— era el retrato de la perfección. Vivían en un lugar que pocos podían acceder, rodeados de vecinos igualmente ricos e influyentes.
Sin embargo, a diferencia de las grandes mansiones alejadas, las casas del barrio eran adosadas, lo que significaba que los vecinos estaban a pocos metros de distancia. Y aun así, nadie notaba lo que sucedía dentro.
Mark, quien anteriormente había ocupado cargos como editor, gerente de proyectos y consultor, decidió abrir su propia empresa de consultoría en 2022. A partir de ahí, comenzó a trabajar más desde casa, lo que significaba que él y Kristina pasaban más tiempo juntos que nunca.
Día del crimen
El día 13 de febrero de 2024 comenzó como cualquier otro. Pero la calma dio paso al caos cuando la escuela de las niñas llamó al padre de Kristina, informando que ella no había llegado a recogerlas. Preocupado, el abuelo fue a buscar a las niñas y luego se dirigió a la casa de su hija.
Al llegar, encontró a Mark, quien se mostró calmado pero evasivo. Dijo que Kristina había salido sin dar explicaciones y que eso no era raro. Pero su padre sabía que algo andaba mal. Mientras las niñas jugaban, él comenzó a buscar por la casa. Fue entonces cuando, al entrar en la lavandería, notó una bolsa de basura negra tirada en un rincón. Al abrirla, se encontró con una visión aterradora: la cabeza decapitada de Kristina.
En estado de shock, el padre de Kristina sacó a las niñas de la casa y corrió a pedir ayuda. Gritó a un desconocido que pasaba y le pidió que llamara a la policía. Cuando las autoridades llegaron, la escena que encontraron era digna de una película de terror.
Horror revelado
El cuerpo de Kristina fue hallado desmembrado en varias partes de la casa, principalmente en el garaje y la lavandería. Mark había utilizado varias herramientas para mutilar el cuerpo de su esposa, incluidas una sierra eléctrica y cuchillos de cocina.
Los informes forenses indicaron que él había visto videos en internet para aprender cómo desmembrar el cuerpo. Pero el detalle más perturbador fue el trato especial que dio al útero de Kristina, que removió con un cuidado casi quirúrgico.
Alegó que actuó en defensa propia, diciendo que Kristina lo atacó con un cuchillo durante una discusión. Sin embargo, las investigaciones mostraron que había planeado meticulosamente cada detalle. Mark intentó disolver partes del cuerpo en una licuadora industrial y utilizó productos químicos para deshacerse de las pruebas.
Oscuro pasado de Mark Ryan
Durante las investigaciones y audiencias preliminares, exnovias de Mark y amigos de Kristina revelaron un patrón perturbador de comportamiento. Mark era descrito como controlador, violento y manipulador.
Una exnovia relató que intentó estrangularla durante una pelea; otra contó que él la empujó fuera del coche en movimiento. La agresividad y la incapacidad para aceptar el rechazo parecían ser parte de su personalidad.
Kristina, por su parte, ya había confesado a amigos cercanos que temía por su seguridad. Quería pedir el divorcio, pero tenía miedo de lo que Mark pudiera hacerle a ella y a sus hijas. Desafortunadamente, su vacilación resultó fatal.
¿Justicia o Impunidad?
Mark fue arrestado el mismo día en que se encontró el cuerpo de Kristina y, desde entonces, ha permanecido bajo custodia. Su defensa intentó argumentar que sufría de trastornos mentales, pero la frialdad y la falta de remordimiento mostradas en el tribunal no convencieron a los jueces.
Testigos confirmaron que era meticuloso, calculador y tenía un comportamiento peligroso. Hasta el momento, espera el juicio oficial, y se prevé que será condenado por asesinato en primer grado.
Futuro de las hijas
Las dos hijas pequeñas de Kristina ahora viven sin madre y con el padre encarcelado. La información sobre su paradero se mantiene en secreto por razones de seguridad, pero es probable que estén bajo la custodia de los abuelos maternos. El trauma que estas niñas llevan será difícil de superar, y su futuro sigue siendo incierto.
El caso de Kristina Joksimovic es un triste recordatorio de que no todo es lo que parece. La fachada de una vida perfecta a menudo oculta horrores inimaginables. Si tú o alguien que conoces está en una relación abusiva, recuerda que pedir ayuda es fundamental. Nunca subestimes las señales de advertencia, por pequeñas que sean.